Ella no entiende el invierno
se ovilla en la cama y tirita como nieve
y en las manos ateridas
apoya tibios vasos
y espera
quiere florear las plazas secas
que todo cambie
otra vez
que el cielo azule
vuelen los árboles
y se lancen los besos por el aire
y sobre la tibieza del cuello
naveguen las manos y los ojos
que corten como filosos cuchillos
los dedos sobre el cuerpo
a la luz del filamento
ella se asoma
inmortal
por la ventana
y el frío choca contra el vidrio
y se burla de su sombra
detrás de sí
cobijada hasta arder.
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