miércoles, 5 de noviembre de 2008

Una vez



Una vez

              no hubo golpes

                                       mortalmente

proclamaba piedras en la herida

como si fuese fácil yacer atravesado

con la boca en alto

                              protegido

de toda lejanía

 

como si fuese fácil mirar

sólo de frente

las manos ahora viejas

los ojos viejos

el dolor en la retina

                               más adentro

en el lóbulo cansado

al borde

contrario a la circulación

a los latidos

 

o tal vez si hubo

y fue tremenda

                         la caída lateral

contra la sombra desde lejos

como si fuese anónima

la mano que empuña la masa

a la vez lejana

                        a la vez certera

cruzada en un extremo

hasta el medio de la boca

enarbolada

llena de palabras.



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