Una vez
no hubo golpes
mortalmente
proclamaba piedras en la herida
como si fuese fácil yacer atravesado
con la boca en alto
protegido
de toda lejanía
como si fuese fácil mirar
sólo de frente
las manos ahora viejas
los ojos viejos
el dolor en la retina
más adentro
en el lóbulo cansado
al borde
contrario a la circulación
a los latidos
o tal vez si hubo
y fue tremenda
la caída lateral
contra la sombra desde lejos
como si fuese anónima
la mano que empuña la masa
a la vez lejana
a la vez certera
cruzada en un extremo
hasta el medio de la boca
enarbolada
llena de palabras.
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