domingo, 21 de septiembre de 2008

Puertas


Vigilo el cuerpo que traspasa el umbral,

mis manos están hechas de viejos cartones,

se dibuja la línea del final cuando se cierra la palma,

 

del monte de Venus

se desprende perdida una vida interminable,

surcos quebrados por la niebla del deseo

                                                                   escombros;

 

más arriba el brazo quiebra el caracol del puño

y del brazo al pecho, al cuerpo general, mis ojos me ven

esperando la próxima pared que abre la tarde.

 

La vieja huella sospecha que avanzo.

Es el pie sobre el suelo abierto

que intenta llegar a la próxima salida

a juntar las raíces con el tiempo,

es el sueño que ataca los ojos justo cuando la puerta se abre,

es el miedo como un mástil erguido frente al cielo

en un lugar donde aun huele la tierra.

 

Del otro lado

se ve

          a lo lejos

                           un brillo de piedras.

 


 

 

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