Vi venir los árboles:
el estallido de una calle serpenteando frente a mi
vi el hierro de mis manos con su sangre gris
cuando alimentaba viejos pájaros callados
vi un montón de hojas secas
al ras de la tierra
sólidas hojas de otoño volviéndose polvo
vi el otoño avanzar y sofocar el fuego de la tarde
tapiar de muros marrones el aire inclemente
me vi buscando los retratos del pasado en la hojarasca:
mi mano tocaba el borde de las hojas
como si fuese el árbol intentando retornarlas
me vi reconstruyendo lo dormido
sin dioses que invocar en la penumbra
me vi correr enorme
sobre la sinuosa duna de la niebla
Estaba triste – me parece –
declamaba flores viejas en el aire
con el gesto de la mano.
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